17 dic 2012

5 cosas que un Budista puede hacer en Navidad

por Alan Peto

Como budista que vive en occidente, encuentro a diciembre como uno de los mejores momentos del año. Practicantes de muchas religiones comparten las fiestas Navideñas (incluyendo al budismo) debido a que a menudo estas tienen un hilo conductor en común que es:  la paz, el amor, el cuidado hacia los otros y la bondad del uno por el otro. Eso es algo digno de celebración. 

¿Qué puedes tú, como budista, hacer en Navidad? 

fotografia Alan Foster
R.- Más de lo que piensas! Sabiendo que el budismo se enfoca en la cesación del sufrimiento (tanto físico como mental), nos es natural ayudarnos unos a otros mientras estamos juntos aquí en la tierra.


Aquí están algunas cosas que como budista puedes hacer durante la Navidad:

1.
Dar un regalo bien pensado. Así como los budistas buscamos el des-apego a las cosas materiales, también creemos en la práctica de la bondad. Un regalo verdaderamente reflexionado que muestre que estas atento a las necesidades de las personas y a sus sentimientos es mucho más importante que llenar las botas de navidad con objetos sin sentido. ¿Tienes un amigo cristiano profundamente religioso? Siempre se agradece un regalo que muestre el respeto a su fe tu amor y bondad. ¿Tienes un amigo que parece deprimido durante esta temporada navideña? El regalo de estar ahí para él o ella y preguntarle si le gustaría hablar demuestra que te has tomado el tiempo para atenderlo en ese momento de necesidad. 

2. Ayudar a una persona que lo necesite. Todos sabemos de alguien que necesita nuestra ayuda, puede ser algún miembro de la familia, un amigo cercano, o incluso una persona sin hogar en la calle pidiendo limosna. Todo el mundo tiene una necesidad diferente, pero podemos ayudar tanto como podemos. Los budistas con frecuencia dan dinero cuando alguien en necesidad se lo pide (por ejemplo, un indigente), también puedes ayudar a alguien que esté pasando dificultades tan solo escuchándolo. Puedes comprar unas de esas tarjetas de regalo de comestibles en el supermercado y dáselas a personas que lo necesitan, esto significará más que cualquier aparato electrónico que nunca utilizaran. Jesús dijo: " quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo; ven y sígueme." (Mateo 19:21).

3. Siembra semillas de bondad. Los budistas siembran semillas de bondad al hacer cosas muy básicas, como mantener la puerta abierta para una persona que lleva las manos llenas pueda pasar, pagar el café a las cinco personas que están formadas detrás de usted , o simplemente dando un abrazo. No hay ninguna reciprocidad necesaria o espera! Sólo el acto de ser amables beneficiará a ambos en formas que no se puede imaginar. Un bonito video de un comercial llamado 'Haciendo lo correcto' refleja perfectamente este concepto, bien podría haberse llamado 'sembrando semillas de bondad'. 

4. Ayudar a un Animalito. Tan comúnmente olvidados, los animales también sienten frío, dolor, hambre y miedo como todo ser viviente. A menudo llevo en mi coche una bolsa de alimento para aves, perros y gatos para compartir con un animal que lo necesite, como un gatito hambriento sin hogar en una noche fría. Es bien sabido que muchas personas en los estados unidos tienen la maravillosa costumbre de hacer donativos de caridad y hay muchas personas maravillosos que ayudan a sostienen a los animales tales como la sociedad humana, ASPCA, quizá haya un refugio en tu ciudad donde puedes ser voluntario, etc.. Un juguete a tus propias mascotas peludas seguro los hará muy felices (sí, a veces son las pequeñas cosas). Los católicos pueden saber de San Francisco de Asís, el Santo patrón de los animales, que predicó sermones a los animales durante su vida.

5. Practicar la meditación de la bondad amorosa. A veces el regalo que debemos dar para ayudar a los demás comienza por nosotros mismos. La meditación en la bondad amorosa permite crear un cambio positivo en tu amor bondadoso (metta), compasión (karuna), alegría empática (mudita) y ecuanimidad (Upeksa). ¡Qué maravilloso! Esta meditación se centra en el envío de pensamientos de amor a una persona respetada (por ejemplo, un profesor, por lo que muchos budistas incluyen el Buda), un ser querido (como un familiar o amigo cercano), una persona neutral (tal vez el cajero de tu banco, no sabes) y una persona hostil (alguien con la que has tenido dificultades). Compartir la práctica de la bondad amorosa con los niños les ayuda a entender más acerca de compasión y amor por el prójimo y no sólo las cosas materiales.

publicación original en ingles por Alan Peto

Y tú, ¿Qué es lo que harás durante estas celebraciones navideñas?

10 dic 2012

IMPERMANENCIA

Permanecer es "mantenerse sin mutación en un mismo lugar, estado o calidad". Lo impermanente es la incapacidad de la realidad de mantenerse en un mismo lugar, estado o calidad. Nuestro mundo es cambiante, como nuestros pensamientos y nuestros cuerpos. La impermanencia es, así, una gran cuestión en el budismo y su comprensión es de una importancia capital para la vida cotidiana de todas las personas.
¿A qué podemos llamar permanente en nuestras vidas, si desde que nacimos nuestro propio cuerpo no ha cesado de cambiar y está destinado a morir?  Las sensaciones traen apegos y la pérdida de lo que amamos nos trae sufrimiento. Como enseñó Buda en el Sutra de los Cuarenta y Dos Capítulos, miremos hacia arriba, hacia abajo y alrededor del mundo, encontraremos impermanencia. Pese a ello, nos aferramos a nuestras pasiones y a nuestras posesiones, al punto de que somos capaces de sacrificar por ellas nuestra salud, nuestra paz y hasta nuestras vidas. "Son -dijo Buda- como el niño que trata de comer un poco de miel untada en el filo de un cuchillo. La cantidad no es suficiente para apaciguar el apetito, pero se corre el riesgo de herir la lengua".
La impermanencia a veces nos parece un hermoso juego. Vamos de sensación en sensación, disfrutando de nuestras emociones. Particularmente para los jóvenes, el presente parece una oportunidad única para explorar y disfrutar de los sentimientos de felicidad o de gozo, sin percibir que el ahora es la gran oportunidad para educar la mente y generar el devenir. Así, el emplazamiento del aquí y el ahora no es para hacer un brindis a las sensaciones. Como enseñó Buda, aferrándonos a nuestras pasiones somos como el que lleva una antorcha contra viento. Fácil es que nos quememos la mano.
Cuando nos aferramos a las sensaciones y a las posesiones, queremos que esos estados de felicidad, gozo o dominio sean permanentes. Pero la realidad no es así, y al no ser del modo que queremos, en medio del hermoso juego encontramos el sufrimiento. Y aunque temporalmente pudiera parecer así, la eventualidad de las pérdidas es capaz de robarnos el sueño.
Pero, ¿cómo no amar si el mundo está lleno de belleza; cómo no aspirar a la sensación de felicidad o de gozo, si ambos son consustanciales a la vida y encima el dolor y el sufrimiento nos pueden acechar en cada esquina? ¿Cómo no aferrarnos a la vida o a nuestras posesiones, si esta vida es lo único que nuestros pensamientos perciben con objetividad, y sin nuestras posesiones caeremos en la más absoluta miseria?
El Camino Medio, enseñó Buda: la moderación. Fortaleciendo nuestro carácter, para que los pensamientos extremos no nos lleven a perder el contacto con la realidad, y para que el miedo a las pérdidas no cause que nuestra imaginación y nuestra voluntad se dirijan a crear más deseos y egoísmo. Ni aferrarse ni no aferrarse. Aquietar la mente espontáneamente, sin aceptar ni rechazar nada. Educando nuestra mente para la comprensión ecuánime de la impermanencia.
publicado originalmente en www.simple-zen.org