palabras de Thich Nhat Hanh durante la navidad del 2012
La Navidad es un tiempo para la
familia, es cuando los miembros de la familia regresan a su hogar. Estemos
donde estemos, tratamos de encontrar un camino a casa para estar con nuestros seres
queridos. Es como las vacaciones Tết en la cultura vietnamita. Decoramos
nuestra casa y buscamos la manera de hacer de nuestro hogar un sitio cálido y
acogedor. Todos anhelamos tener un hogar cálido y amoroso; donde nos sentimos
que no ya necesitamos ir a ningún lado, o hacer o perseguir algo más. Es lo que
podemos llamar nuestro ‘verdadero hogar'. Todos tenemos este anhelo, este
profundo deseo de estar en nuestro verdadero hogar.
Buscando nuestro hogar
Jesús,
tan pronto como nació, tuvo que huir, se convirtió en un refugiado, un fugitivo
sin hogar. Cuando creció y se convirtió en un hombre joven, fue lo mismo;
seguía siendo un hombre errante sin un hogar real a donde volver. En uno de sus
discursos, en forma de protesta dice que incluso las aves tienen nidos a donde volver
o los conejos y ardillas tienen sus madrigueras; Pero el hijo del hombre no
tiene dónde reclinar la cabeza, no tiene un lugar al cual llamar casa.
Siddhartha
(el buda histórico), como adulto, se encontró en una situación similar. Nació
en una familia real que era rico y privilegiado. Podría tener lo que él deseara.
Tenía una bella esposa y un buen hijo. Tenía un futuro brillante por delante; estaba
destinado a ser rey y gobernante de un gran imperio. Pero aun así, no se sentía
cómodo incluso con todo lo que poseía. No se sentía en casa. No estaba en paz.
Por lo tanto, un día, decidió dejar a su familia e ir en busca de su verdadero
hogar, en busca de paz interior.
Tanto
Jesús como Siddhartha estaban buscando su verdadero hogar. Querían encontrar
una cálida morada donde no tuvieran que buscar algo más y donde se sentirían
verdaderamente en casa y en paz. Los occidentales tienen un refrán, "No
hay lugar como el hogar" que expresa el sentimiento de que no hay nada
como volver a casa después de estar ausente. Sin embargo, aun así, algunos de
nosotros no nos sentimos como en casa,
no sentimos que tenemos un hogar al que volver, incluso en el seno familiar. Esto
es debido a que en nuestras familias, no hay suficiente calidez, no hay
suficiente amor, serenidad, paz o felicidad.
Nuestro verdadero hogar
Al
final, Jesús encontró su verdadero hogar en su corazón. Él encontró la luz en
su corazón. Él enseñó a sus discípulos que también ellos tienen su propia luz y
enseñó a sacar esa luz para que los demás la vieran. Siddhartha enseñó que el propio
verdadero hogar puede encontrarse en el momento presente.
Él desarrolló prácticas para sus discípulos
para que también pudieran encontrar su verdadero hogar. Él enseñó que
cada uno de nosotros tiene una isla dentro de si
mismo que es positiva y segura.
Y que siempre está ahí para nosotros. No tenemos que tomar el avión o el
autobús o el tren para ir allí, pero con nuestra respiración consciente y pasos
conscientes, podemos estar allí ahora mismo.
Nuestra
isla interior es nuestro verdadero refugio. Si sabemos cómo regresar a esta
isla, podemos estar en contacto con nuestra herencia
y antepasados espirituales, con las maravillas de la vida y con nosotros
mismos. En la isla de nuestro verdadero yo, podemos
encontrar paz y plenitud.
Hogar en el momento presente.
Así que en esta Navidad, si compras
y llevas a casa un árbol de
Navidad para adornar, recuerda que tú 'verdadero hogar' no se
encuentra fuera de ti, sino que está en tu propio corazón. No
necesitamos traer a casa algo para hacernos sentir satisfechos. Todo lo que
necesitamos está en nuestro corazón.
No necesitamos practicar durante muchos años o viajar
muy lejos para llegar a nuestro verdadero hogar. Si sabemos cómo generar la
energía de atención y concentración, entonces con cada respiración, con cada
paso, llegamos a nuestro verdadero hogar. Nuestro verdadero hogar no es un
lugar muy lejos de nosotros en espacio y tiempo. No es algo que podemos
comprar. Nuestro verdadero hogar está presente justo
aquí y ahora; siempre y cuando sepamos cómo volver y estar
verdaderamente presentes en él.
Permitámonos disfrutar nuestra
práctica de volver a casa esta temporada. Permitámonos realmente estar en casa, y así convertirnos en
un refugio para nuestros seres queridos y para a todos nuestros amigos.
Con confianza y amor
Thầy