Esta
es la historia de un joven que se acercó a un gran Maestro en busca de
una enseñanza profunda.
El Maestro
al conocer al joven accedió, pero le sugirió que primero se tomará la taza de
té. “Después de que lo hayas hecho, te
daré la enseñanza que buscas”, le dijo.
El Maestro
le sirvió al joven la taza de té, y cuando éste se la llevó a la boca… la taza
de té se transformó en un extenso y hermoso lago rodeado de montañas, de
árboles frondosos, entonces sintió el viento soplar sobre su rostro.
Mientras el joven admiraba la belleza de este maravilloso lugar, una
muchacha apareció con un balde para recoger agua del lago. Para él fue amor a
primera vista y ella al mirarlo también sintió lo mismo, se prendó de él cuando
lo vio frente al lago. El joven la siguió de vuelta a casa, donde ella vivía
con sus ancianos padres. Con el tiempo los padres le tomaron cariño al
muchacho, y él a ellos, finalmente se casaron.
Al cabo de
un tiempo la pareja tuvo un hijo, y un año después, una hija. Los chicos
crecieron fuertes y felices, hasta que un día, el hijo enfermó. Ninguno de los
medicamentos que le administraron le curó la enfermedad y finalmente murió.
Para ayudar a su madre con las tareas de la casa ahora la joven hija recogía la
leña del bosque para calentar la casa, y mientras hacía esto fue atacada por
una bestia y murió instantáneamente. Incapaz de superar su dolor por esta nueva
pérdida la esposa decidió ahogarse en el lago. Fuera de sí por la muerte de sus
nietos y ahora por la de su hija los ancianos padres se dejaron morir. Ante la
terrible y dolorosa situación de la muerte de sus seres queridos, de su esposa,
sus hijos y sus suegros el marido empezó a pensar que también debería morir.
Caminó hacia el borde del lago, decidido a ahogarse también. Sin embargo cuando
estaba a punto de saltar al agua, de repente se halló de nuevo en la casa del
Maestro, con la taza de té en la mano. Aunque había vivido toda una vida,
apenas había pasado un instante; la taza todavía estaba tibia en su mano y el
té estaba caliente…
Miró a
través de la mesa al Maestro, quien asintió y dijo:
“Ya lo ves…
Todos los
fenómenos vienen de la Mente,
la cual es la base en donde
todos ellos
aparecen, cambian y se disuelven
una y otra
vez…”
He aquí tu enseñanza profunda...
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compartido por Claudia G.
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